Siete por siete: de Tolosa a Figueres.

Tout est bien qui finit bien.

Joan de Joanes (Valencia? c. 1510 – Bocairent, 1579), Sant Blas, c. 1568-1570, óleo sobre madera, 101 x 58 cm.

Vender a un museo es siempre un reto y conseguirlo, una satisfación. Después de unos cuantos meses de negociaciones, procedimientos e informes, finalmente puedo confirmar que el San Blas de Joan de Joanes, que adquirí hace unos cuantos años como una tabla sin atribución pero prometedora, finalmente ha ingresado en el Musée des Augustins de Toulouse. La exclusiva, como de costumbre, la lanza la Tribune de l’Art, la cual subraya que es una de las pocas obras de este maestror del Renacimiento en un museo francés – la base de datos Joconde sólo incluye una Deposición, a dos manos con su padre Vicent Macip en el Musée Goya de Castres y una Procesión al Monte Gargano en el Musée des Beaux Arts de Pau.

Lectura de verano.

Aunque concierto retraso (se publicó en marzo), podéis dedicar alguna tarde de este agosto a al segundo número del Colnaghi Studies Journal, editado y ofrecido online por la galería Colnaghi de Londres. Encontraréis el estudio, que seguro que será citado una y otra vez, de Alberto Velasco sobre el Maestro de San Jorge y la Princesa, una de las figuras claves del último gótico de la Corona de Aragón. Hasta ahora sólo se le había atribuído la conocida tabla en el MNAC que le da su nombre y dos obras más (un fragmento con el Profeta Daniel en el Prado y una pareja de tablas, con San Juan Bautista y San Jaime en el monasterio de San Pedro de Siresa, Huesca). Velasco amplia su catálogo con cuatro obras más, hasta ahora atribuídas a otros artistas o simplemente sin atribución. Por otra parte, en la misma publicación se presenta otra nueva atribución:  un espectacular Cristo cruficado muerto de Alonso Cano, defendida por José Manuel Cruz Valdovinos.

 Milagro recurrente.

Puntual como siempre, la  Fundació Gala – Salvador Dalí ha presentado su Memòria Anual del 2017 que, un año más, confimra su particular milagro económico: no sólo presenta beneficios sinó que estos se elevan a 3.323.991,13 € (inferiores a los 3.741.771,36 € del 2016, si bien existen 378.677,12 € destinado a provisiones y saneamiento).

Está claro que la Fundació goza de un privilegio reservado a pocos museos en el mundo: los visitantes entran a ver básicament su colección permanent y su númor es lo suficientemente elevado (1.444.853) como para ayudar, junto con otras fuentes de ingresos, a que los ingresos pro actividad propia de la Fundación alcancen  15.228.870,25 €. Esta es pues la gallina de los huevos de oro. Pero lo que caracteriza la gestión de la Fundación es como la cuida, con renuncias y disciplina.

El sacrificio más llamativo está en el capítulo de exposiciones: la Fundación renuncia a llevar grandes exposiciones en su sede (con todos los gastos que comportaría). En su lugar, presenta una exposicion anual de pequeño formato y sobretodo, participa en proyectos con otras instituciones de prestigio, aprotando obra y, puntualmente, conocimiento (y a lo mejor recibiendo parte de la recaudación, aunque lo ignoro). Esta política ayuda a contener los gastos.

Por lo que atañe a la disciplina, se nota especialmente en el capítulo de inversiones. El aspecto más conocido es su inversión en la explotación y defensa de los derechos de propiedad intelectual del artista, respecto a los cuales se muestra siempre muy activa. Pero aquí querría destacar otra inversión más reciente: su Catálogo Razonado de la obra de Dalí, ya completado por lo respecta a la pintura. Gracias a una decisión inovadora en su momento, se trata de un proyecto totalmente online, abierto a los cambios y que, con un coste comparativamente mucho menor que el libro físico, sitúa a la Fundación como la autoridad de referencia para la autentificación de la obra del artista. De hecho, su servicio de autentificación funciona desde hace algunos años y es particularmente exigente:  en 2017, de las 117 pinturas prouestas (la Fundació no certifica ni escultura ni obra gráfica), sólo 34 se llegaron a presentar físicamente a la Fundación para su examen, y de éstas 15 finalmente se reconocieron como auténticas (13 se rechazaron, respecto a 3 se consideró que no había sufientes elementos para dar una opinión y 3 quedaron pendientes de estudio.

También las adquisiciones merecen una mención especial: cada año la Fundació genera titulares con sus compras, pero la verdad es que nunca ha comprado la obra más costosa en oferta y que los recursos que destina a ello provienen de un fondo de reservas voluntarias que se alimenta de los resultado positivos de cada ejercios, y que siempre se mantiene muy por encima de la cantidad empleada. En 2017 por ejemplo, la Fundació adquirió obras y documentación por valor de 2.859.601,50 €, pero el fondo creció hasta 74.357.349,91 €.

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